Amistad probada

Lo conocí en la escuela de ballet en Camagüey, yo prestaba atención a la maestra de francés cuando un chico algo nervioso, flaco y alto interrumpió con su presencia, todos los puestos estaban ocupados, todos menos la silla de mi izquierda, se sentó y de pronto desaparecieron las paredes, y con ellas la realidad, sin saberlo en ese entonces, la silla era el asiento de un misterioso transporte que nos llevaría por muchos años, países y circunstancias en una película "road trip" llena de coincidencias. Hay hilos invisibles que movilizan los destinos de los hombres y yo creo que el nuestro se interconectó desde ese mismo día, una suerte de conjuros y profecías se movieron "por debajo de la mesa" o quizás solo fue el desarrollo natural de dos individuos que construyeron un camino juntos basado en la admiración, el respeto y la complicidad propia de los grandes amigos.
Nuestra primeras etapas de historias se desarrollaron en el salón de danza, el era un bailarín con todas las lineas diseñadas para el ballet clásico, un príncipe , pero traía además incorporado la voluntad, la pasión y la obsesión por el Ballet, estas tres últimas virtudes las compartimos, la primera yo tuve que sufrirla. La amistad fué danzando con pasos de ballet, y con humor, un ingrediente básico de esta "nutritiva" amistad, risas y un humor sarcástico definido como" chucho" o "cuero" ( así le decimos en Cuba); era una manera cómplice de compartir una visión común de nuestro entorno, algo que hasta el día de hoy persiste de manera mordaz y más refinada, si alguién tuviera acceso a nuestros chat o nuestros audios, asistiría a una función de stand up Comedy perpetua.
Al mismo tiempo, casi pudiera decir a la misma hora, nos enamoramos de dos bailarinas ecuatorianas, nos flecharon al unísono, "heridos" de ese sentimiento comenzamos nuestra primer odisea, ir a buscarlas a Ecuador. La defino como Odisea no como una exacerbación de la realidad, sino como una descripción apegada a los hechos, dos bailarines (estudiantes) lucharon contra la burocracia al mejor estilo de Quijotes que enfrentaban molinos, molinos reales como la Secretaria de Cultura. Fué nuestro primer gran delirio, pensar que dos mocosos podrían llevar a cabo a cabo la empresa de una gira de 7 bailarines cubanos y dos maestros a Guayaquil Ecuador donde aguardaban nuestros amores, y armados con nuestros propios recursos hicimos dos viajes a La Habana, el segundo con las maletas echas, y vivimos allí un mes intentando cumplir nuestro destino. Cada día era más imposible, y de pronto, en nuestro peor momento, ya agotados, alguién escuchó nuestros lamentos y fungió de ángel disfrazado de humano, esa persona hizo la llamada correcta y realizó el milagro.
Una de las cosas que más me impresionan, además de la suerte de coincidencias que contaré más adelante, es que en 23 años de amistad, con tanta convivencia y sucesos, nunca nos hemos enojado, y no ha sido por superficialidad, porque hemos vivido de todo.
Ya en Ecuador compartimos el nacimiento de nuestras hijas, el fin de nuestros matrimonios, el inicio de nuevos noviazgos, y compartimos la escena danzaria cientos de veces, con un apoyo extraño en esta profesión donde dos "compiten" por un rol. Yo " le traje a domicilio " a su actual esposa, nada más y nada menos que mi sobrina, y ella hizo trueque con su amiga venezolana que fue mi pareja 7 años. Se fueron a Venezuela a hacer su vida en simbiosis familiar con mi hermano, y la vida me tomó de la mano y me depositó en Venezuela, bailamos juntos de nuevo, y Caracas fué testigo silenciosa de nuestros ininterrumpidos "cueros", contra todo y contra todos. Me fuí a México, se fué a Panamá, se fué a Estados Unidos y aquí estamos. Hoy miro atrás y no quedan restos de aquel chico nervioso, hoy es un hombre seguro que ha cumplido la mayoría de sus sueños, aquellos que resonaban en las paredes de la escuela, que crujían en los pisos del salón mientras hacíamos el mismo grupo para los ejercicios de salto.
Seguimos de viaje, sentado uno al lado del otro, miro por el retrovisor y dejo un hermoso camino, pero enseguida miro al frente, porque se vienen nuevos paisajes, nuevas experiencias, y yo me siento afortunado en la amistad, tengo muy pocos amigos, me sobran dedos en una sola mano, pero los que tengo son de los buenos. Nos miramos, sonreímos y seguimos en silencio, hasta que le digo -¿ Bueno amigo , y ahora que sigue ?