EL CHISME LIMITA

Hace poco, tuve una experiencia que quiero compartir contigo. No es que me sea ajena la vivencia, he aprendido a nadar por esas aguas de alcantarillas protegido por la sonrisa propia de quién entiende ese acomplejado y absurdo juego. El motivo fundamental de compartirlo, es la reflexión de cuanto se pierde "prestando oídos" a todas las lenguas desempleadas de bien, huérfanas de productividad y anestesiadas del goce que puede darles una lengua bien usada.
Hace poco salí con alguien, ( si, salgo con muchas personas ), digo "alguien" y nunca menciono nombres, porque una diferencia básica entre un chisme y una historia radica en la revelación de la identidad ( sagrada para mí) de la persona en cuestión. La otra diferencia es que una historia nos hace crecer, un chisme nos "hunde", nos deja con cierta hedor a caca, incluso cuando solo eres un oído pasivo. Ok, (de regreso a la historia) la chica y yo nos conocíamos desde hace años, y siempre hubo atracción, nos escribimos algunas veces, nunca quedamos en nada y no fué nada extraño, salvo el echo que años más tarde me escribió para ( ahora si) conocernos. Entre un mar de dudas, de preguntas y comentarios surgió algo que me dió curiosidad, me dijo - ¿ es que me da miedo, porque de tí se dicen muchas cosas?. Reconozco que sonreí por dentro, dejé que siguiera compartiendo más, hasta que me propuso vernos, asentí por dos razones. La primera porque me gustaba, ( la más importante), la segunda por aprendizaje, creo que es fundamental tener toda las perspectivas de uno mismo, muchas veces ignoramos cosas reveladoras.
Fuimos a un café, ella habló, yo escuché, la noté al principio a la defensiva, me contó de su vida y curiosamente de la mía, es decir el monstruo que yo era según la lenguas ociosas de una comunidad de danza que podría invertir mejor esa energía en su formación y expansión. Nos volvimos a ver, profundizamos para luego sentirmos (por decir lo menos), y sucedió que (no hablaré de mí porque no me corresponde), pero si sentenció - perdí mucho tiempo en escuchar lo que decían de tí.
El chisme forma parte del mercado, y hasta creo que "folckloriza" ciertas situaciones, pero como deporte es peligroso, puede condenarte a perder experiencias, tiempo útil, y es un círculo vicioso que te hiere, te limita. Creo que "el chisme habla más de la persona que lo emite que de la víctima de sus palabras" como me dijo una amiga hace poco. Los chismes tienen cómplices silenciosos, el que lo oye, el que lo comenta, el que lo comparte, el que lo adorna y así sucesivamente para terminar convirtiendo en el juego del "teléfono descompuesto". Otra reflexión no menos importante, es que el chisme no puede afectarte si tú le quitas su energía, al contrario puede ser una hermosa experiencia de humor; para empezar si alguien necesita hablar mal de tí significa que esa persona tiene miedo de ti, reconoce que representas un peligro para ella. Por eso no combatas al chisme, degústalo porque viene cargado de infomación, y sino al menos es una bella oportunidad para sonreir desde las alturas.