Fábrica de soledades

Nacen días que dejan escapar una voz reprimida por una voluntad que no permite licencias al sentimentalismo, y asaltan el cadalso (inevitable a todos) para gritar: ¿cómo llegué a estar tan endemoniadamente solo? Todas las personalidades me miran, murmuran, algunas dejan ir una risa nerviosa, pero todas se van desvaneciendo en el espacio hasta dejarme solo. ¿Cuáles son los méritos que han de realizarse para llegar a una posición tal?, ciertamente muchos, me he convertido sin esfuerzo, en una fábrica de sucesos para crear soledades. En este momento, no concibo diferenciar las bondades que encontré en anteriores discursos del que se retuerce y profiere insultos a la injusticia divina que lo condena a su singular existencia.
En el desfile interminable de relaciones se dieron las condiciones para generar este contraste, tantas compañías eran como las estrellas que nacen y mueren en un firmamento silencioso y oscuro de un ego que permite su existencia, absorbe, exprime y las desaparece a todas. Es tal mi vocación, que elabora primeros unos lazos de dependencias que a simple vista parecen indestructibles, lazos de papel que generan una tensión y van deshilachándose día a día, hasta que los hilos finos terminan por romperse para siempre, y aires contrarios llevan los pedazos de papel a merced de vientos que se repelen entre sí. A veces pienso que mi alma apesta, es una opción, quizás sea eso la razón del porqué huyen de mi las personas. Pero estoy mintiendo, me estoy mintiendo una vez más para depositar la responsabilidad en el otro, es más fácil, aquí terminaría el asunto y quizás encontraría a unos hermosos pechos maternos que acogieran a este inválido emocional. La verdad es que no huyen, yo las espanto, o para ser más exacto yo desaparezco. Y entonces, ¿a quién esperas ?, nadie es suficiente, o todos son demasiados, crees que un día escribirás una lista de deseos y que del barro acumulado en tus pies nacerá tu alma gemela, a imagen y semejanza de tus anhelos. La cibernética puede hacerlo quizás, la naturaleza no, tendrás que elegir entre esperar el milagro o convertirte en uno. Lo único seguro es que no saldré a buscar nada, hasta en eso me he puesto exquisito, tendrá que tocar la puerta, es que siento que ya viene en camino y temo no estar por andar entretenido en la rueda de la vida.
Ya vienen las otras voces a tropel, empujándose entre ellas, temen tanto protagonismo de esta voz solitaria - que te has creído para andar escupiendo monólogos matutinos- Gritó Egolatría- anda, a callar y deja de andar llorando que por eso estas sola-. No importa, ya vendrán más oportunidades de seguir hablando, soy un sentimiento recurrente y nuestros diálogos son inevitables, te dejo sin repuestas a tu primera pregunta, y en su lugar te hago una propuesta: porque mejor no cierras la fábrica.