A MI "MÉXICO LINDO Y QUERIDO"

Me enamoré de México "de oído", mi padre dejó caer en ellos todas las melodías de su breve y sentida estancia en descripciones (todas armónicas) de esa galaxia. Luego, unos ojos adolescentes fueron testigos de un evento literario único que sintonizó con mi rebeldía emergente, provocando mi primer "viaje astral" a ese país de la mano de Fernando del Paso con su polifónica novela " Palinuro de México" escrita en el violento año del ¨68.
Peregrino de América del Sur por 10 años, en 2011 México me dijo - ven, ya estás listo, es hora que nos conozcamos-, y yo, que ya le pertenecía, me presente puntual a la cita. Afortunadamente, las "cosas" esenciales de la vida son intangibles, y pasé sobrecargado de invisibles sueños, deseos, misterios irresueltos y preguntas incontestables por la aduana, ese umbral que te avisa siempre la entrada a otro planeta.
Hoy puedo decir que hay muchos Méxicos dentro de México, el primero que conocí fue el que transcurre en la complicidad de la noche, cuando el "ciudadano correcto" duerme y los vampiros (Yo, uno de ellos) salen a saciar su sed y ¡oh Señor!, que oferta tan grande y deliciosa es la Ciudad de México para esos apetitos. Recuerdo además una experiencia nueva, el llegar a un lugar que abrazaba sinceramente mi nacionalidad cubana, un estigma que me perseguía y que en esta tierra se hacía dulce por primera vez. Ya sobrepasado el primer vértigo de los tres meses, cansado de la noche, guardé mi disfraz de vampiro y salí a conocer el México pintado de luz y colores, fui explorándolo con la mirada del foráneo curioso que se maravilla al ver-sentir la belleza contrastada, la experiencia de la gota en el inmenso y peligroso océano que produce vida y variedad a cada instante. Era todo eso que había leído, que me habían contado, pero también era muchísimo más, y pido disculpas por no alcanzarme las palabras para explicarlo, porque México es para mí una experiencia no un paisaje que pueda describir (al menos yo) organizando letras.
Amo México, soy 28 % mexicano por derecho temporal, aquí he vivido las grandes pasiones humanas y agradezco "tanto de todo", me gustaría pensar que he sido recíproco, y si no, me esforzaré más, porque en el choque (yo prefiero pensar en un abrazo) de las culturas se benefician las partes, mezclando sabores, ampliando los saberes y costumbres.
No sé con exactitud (quizás miento) porqué me levanté con ganas de escribirle a la ciudad, nunca lo había hecho con ninguna otra, pero me dejo seducir por el impulso, así como fui seducido por este país y su gente, y que siga el romance en todas sus formas que este amor es de los buenos, de esos que te marcan para toda la vida.